Otra cara de 'Lo Imposible'

Que 'Lo Imposible' es ya la película más exitosa de la taquilla española de la historia, es un hecho. Que haya conseguido emocionar a miles espectadores, también lo es. No vamos a cuestionar la calidad o nivel de éxito de esta película. Vamos a hablar simplemente de un pueblo que sirve de telón de fondo ante la historia de la familia Barnes: Tailandia, y la imagen que se da de él en la película.

J.A. Bayona, durante el rodaje.

En 'Lo imposible', se nos cuenta cómo sobrevivió a la catástrofe una familia, cinco personas. Pero el director Juan Antonio Bayona deja atrás, al igual que el avión privado de la familia, los 8.000 muertos que fallecieron a causa de la tragedia solo en Tailandia (230.000 en la suma de los países afectados, una quincena). Una decisión acertada y arriesgada a partes iguales por el director, ya que decide centrarse en esa particular historia de superación pero a la vez se aleja del retrato que se podría haber hecho de un pueblo devastado. Es por eso por lo que se puede hacer, al menos, dos lecturas de esta película. Por un lado tenemos la historia, que funciona, y por otro, tenemos el tratamiento. Es aquí donde surge el conflicto.

Bayona no pretendía hacer un retrato de la tragedia. Eso queda claro. Se trata de decisiones cinematográficas y de guión. Tal como dice el crítico de cine Manuel de la Fuente en 'La página definitiva':

[...] Lo imposible trata de la felicidad, pertenece a ese género de películas donde uno puede llorar, sí, pero de alegría, porque todo es inmaculado, perfecto, y lo mejor que pueden hacer los personajes es huir de ese país tercermundista, y que cada cual se apañe y arregle sus problemas. Hay que ayudar a los demás, pero tampoco demasiado, que no hay que abusar. [...]

Bayona habla de personas, de casos particulares. Retrata la individualidad dentro de una pluralidad anónima. La historia de la familia Barnes se recorta en el cielo como esos globos que dejan volar para celebrar la nochebuena. Son cinco nombres que permanecen en nuestra mente durante todo el metraje, y que destacan entre la gente como esas camillas que se agolpan en los hospitales de Tailandia. Es la personalización de lo particular dentro de la tragedia. Son camillas individuales ocupadas por las víctimas de un desastre común. En 'Lo Imposible' apenas sabemos de otros afectados, y muchas de las historias a las que se hace alusión como las que se cuentan a través de la ayuda ofrecida por el niño protagonista para encontrar a los familiares de los dañados pertenecen a turistas extranjeros, como ellos. No da voz a los damnificados tailandeses.

Plano recreando la zona afectada.

A todos nos consta que la historia está basada en hechos reales, y afortunadamente se desenvuelve con un final feliz. Pero es un final satisfactorio en cuanto a lo narrativo, ya que los sujetos de la acción de la película (la familia) vuelve a casa unida. También herida, pero encaminada hacia la salvación, a diferencia del pueblo que queda atrás y que aún hoy (nueve años después) sigue reconstruyendo sus vidas. Un avión privado traslada a la familia a un lugar seguro, para que sanen las heridas. No hay cuidados personalizados para los nativos, porque ni siquiera hay recursos para un cuidado a nivel general. Tailandia y su catástrofe es el telón de fondo para la eclosión de sentimientos que la narración va emanando por sí misma. Pero es también ese sucio, distorsionado y marrón paraíso enturbiado por un desastre de dimensiones catastróficas que no da voz para los damnificados. Tampoco llegamos a conocer cómo es la ciudad en la que la familia se había alojado. Sólo conocemos el complejo hotelero con sus bondades y lujos. Vemos restos de hamacas, tumbonas y sombrillas, pero no vemos las chabolas de los nativos, porque eso es lo primero en destruirse con la llegada de la ola.

En definitiva, 'Lo Imposible' retrata una historia de desigualdades, fiel reflejo de la realidad que nos rodea. En ella, se cumple la máxima darwiniana de la lucha por la supervivencia. En este caso no del más fuerte, sino del más rico.