lunes, 4 de febrero de 2013

El no-lugar, Ítaca




Como todo viaje que comienza y como toda realidad que cobra vida en el cine, la realidad y la ficción se fusionan en el camino. Este blog es la historia de los viajes a otras culturas, y las culturas que se forjan a través de los vistazos a otros lugares. Como toda aventura que comienza, comienza nuestro blog. Bienvenidos a ítaca, comienza el viaje.

En nuestro recorrido por Ítaca nos adentraremos en las posibilidades del cine como viaje y el conocimiento de otras culturas. Iniciaremos un viaje no solo hacia el exterior también hacia el interior de la mente y las emociones. Este no es un blog terapéutico. Buscamos que el lector nos acompañe en nuestro viaje y descubra a su vez por sí mismo nuevas experiencias que el cine nos aporta. De igual modo abarcaremos los encuentros y desencuentros entre culturas.

Cuando emprendas tu viaje a Itaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.

No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.

Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.

Ten siempre a Itaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Itaca te enriquezca.

Itaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.

Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Itacas.

(Konstantinos Cavafis. Antología poética. Alianza Editorial, Madrid 1999.)

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