martes, 12 de marzo de 2013

Argo, la historia de un conflicto entre naciones



La flamante ganadora del Oscar a Mejor Película, "Argo" (Ben Affleck) se ha visto enmarañada en la polémica por su representación del pueblo iraní. La historia narra el rescate de seis diplomáticos que lograron escapar del asalto a la embajada de EE.UU en 1979. Pero la ejecutiva de Ahmadineyad no está de acuerdo con el mensaje de la película y se plantea emprender acciones legales. Analizamos la historia de un desencuentro entre naciones a través del cine.


"Argofuckyourself" ("Jódete"). Es la frase que pronuncian recurrentemente Alan Arkin y John Goodman, los productores de Hollywood responsables de la falsa película con la que el agente de la CIA Tony Mendez (Ben Affleck) pretende salvar a seis diplomáticos estadounidenses en Irán. Esa sentencia debe haber venido a la mente de buena parte de las autoridades culturales iraníes durante el visionado especial que realizaron del filme de Ben Affleck en Teherán. La reunión denominada "La gran estafa de Hollywood" se saldó con la intención de presentar una demanda contra la productora de "Argo".

Entre los asistentes cundió la indignación ante un filme que, en palabras del Ministerio de Cultura, vulnera las normas culturales internacionales. El desencuentro de Irán con Hollywood es total, al perpetrar "un ataque propagandístico contra nuestra nación y toda la humanidad" según las autoridades islámicas. Lo paradójico es que el conflicto ha estallado a pesar de que la cinta de Ben Affleck no ha sido exhibida en los cines de Irán. El motivo: no haber podido superar los estrictos requisitos de la censura del gobierno de Ahmadineyad. Probablemente por atacar a la línea de flotación de uno de los mitos nacionales más poderosos del país, la revolución islámica de Jomeini.


Choque de culturas entre Ben Affleck y el régimen
iraní del Ayatollah Jomeini
No obstante, "Argo" ha circulado como la pólvora a través del DVD pirata entre la población iraní. Las reacciones han sido curiosamente contradictorias. La cinta ha adquirido gran popularidad entre el público joven, atraído ante una versión diferente de la historia de su país. En una proyección secreta en la Universidad de Sharif, muchos denunciaron los excesos del Gobierno durante el asalto a la embajada de EE.UU y la crisis de los rehenes. Esto no ha permitido evitar las encendidas reacciones de la prensa local contra "Argo". La agencia de noticias local FARS tildó al filme de "anti-iraní" al estar financiado por una empresa "anti-sionista" en referencia a la productora Warner Bros. 

El estereotipo iraní en Argo

A pesar de que no se han filtrado más detalles sobre las razones del malestar del ejecutivo de Ahmadineyad. Sin embargo, a tenor de la postura del Gobierno, el principal motivo de conflicto es la representación del pueblo iraní en base al estereotipo. Así lo demuestra su primera reacción: planificar el rodaje de una película contestataria a "Argo". Se trata de "The General Staff", ópera prima de Ataollah Salmanian. Será financiada con dinero público por la Oficina de las Artes y su argumento narrará la liberación de 20 rehenes como gesto humanitario por parte de Irán tras el asalto a la embajada de EE.UU.


La estrategia de Ben Affleck ha sido negar la tangente. Sus declaraciones así lo demuestran: "Es una película, no un documental". No obstante, el enfoque de la película no termina de aclarar esta cuestión. La narración se mueve a medio camino entre la tibia denuncia de la colaboración entre la CIA y Hollywood y la glorificación del Gobierno demócrata de Jimmy Carter. El marco histórico queda fijado en el prólogo de la película, en el que se relata como EE.UU ofrece asilo al anterior Sha Reza Pahlavi, títere que había favorecido los intereses anglosajones en el país. Este hecho cataliza el malestar de la sociedad

Lo cierto es que el retrato de Irán cae en ocasiones en la unidimensionalidad. En múltiples escenas de la película se dibuja al pueblo iraní como una masa encolerizada y violenta, en especial en las que se narra la toma de la embajada de EE.UU. En ellas, varias personas ejecutan a un soldado americano que sale del edificio para dialogar con los manifestantes. En pos de la reconstrucción histórica, se reflejan las torturas y ejecuciones por las que pasaron algunos de los rehenes capturados tras el asalto a la embajada. La Guardia Revolucionaria y las autoridades culturales del país se presentan como instituciones opacas y represoras. En consecuencia, no hay figura en "Argo" que represente un contrapeso al estereotipo negativo de las autoridades opresiva del país.

Irán y Estados Unidos: La historia de un desencuentro 

El retrato oscurantista del pueblo persa de "300"
Aun no se ha especificado qué tipo de cargos puede alegar el Gobierno de Irán contra los productores de "Argo". Lo único claro al respecto es que la demanda será presentada por la abogada francesa Isabelle Coutant-Peyre (célebre por haber defendido al terrorista Illich Ramírez "El Chacal"). En respuesta a este presunto ataque de 'Iranofobia', Coutant-Peyre ha afirmado que la demanda se centrará en todas aquellas películas de Hollywood que hayan introducido relatos distorsionados de la realidad del país.

En los últimos años, la tensión cultural entre Irán y Estados Unidos se ha recrudecido a través del cine. Entre las películas que escenifican el conflicto cabe reseñar "300" (Z. Snyder, 2007). El conflicto entre las tropas espartanas y el ejército persa remite algunos elementos clave del choque actual entre Oriente y Occidente, al representar a los persas de forma grotesca como bárbaros opuestos al orden civilizatorio. Otras películas como "El Luchador" (D.Aronofsky, 2008) o "No sin mi hija" (B.Gilbert, 1991) también molestaron en su momento a las autoridades iraníes.


No obstante, Occidente también mantiene una posición hostil contra Irán. El caso más sangrante es el conflicto por el encarcelamiento del cineasta Jafar Panahi, velado opositor al Gobierno. Y todo ello tan solo un año después de que el filme iraní "Nader y Simin: Una Separación" (A.Farhadi, 2011) obtuviera el Oscar a Mejor Película de Habla no Inglesa. Parece que el discurso de su director en pos de la convivencia y la interculturalidad no ha calado muy hondo en respectivas las autoridades culturales de EE.UU e Irán.


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